Las redes inalámbricas y la salud
Un tema recurrente tanto en nuestra ámbito técnico como fuera de él es el del impacto en la salud de las personas de la redes inalámbricas.
Muchas veces se hacen elucubraciones sobre el tema utilizando vocabulario técnico o científico aunque sin precisiones claras y necesarias.
Es por eso que me pareció pertinente elaborar algunas respuestas a estas situaciones, al menos a las más frecuentes.
Un tema recurrente tanto en nuestra ámbito técnico como fuera de él es el del impacto en la salud de las personas de la redes inalámbricas.
Muchas veces se hacen elucubraciones sobre el tema utilizando vocabulario técnico o científico aunque sin precisiones claras y necesarias.
Es por eso que me pareció pertinente elaborar algunas respuestas a estas situaciones, al menos a las más frecuentes.
Las redes inalámbricas utilizan emisiones de radiofrecuencia que irradian nuestros cuerpos y esto puede afectar seriamente la salud.
La sola utilización de términos como "irradiación" hace pensar en radiaciones que pueden ser dañinas a la salud de los seres vivos pero no es así. Hay en la naturaleza diferentes tipo de radiaciones y no todas ellas afectan de igual manera.
La sola utilización de términos como "irradiación" hace pensar en radiaciones que pueden ser dañinas a la salud de los seres vivos pero no es así. Hay en la naturaleza diferentes tipo de radiaciones y no todas ellas afectan de igual manera.
Ante todo, todos los seres vivos estamos sometidos en la naturaleza a diferentes tipos de radiaciones sin que podamos evitarlo. Nuestro cuerpo es atravesado por múltiples ondas electromagnéticas de origen natural que por su tipo o su potencia no llegan a tener impacto directo en nuestra salud (al menos un impacto que podamos demostrar).
Pero no todas las ondas electromagnéticas nos afectan de la misma manera. La distinción más básica es entre radiaciones ionizantes y no ionizantes.
Las radiaciones ionizantes son emisiones electromagnéticas de alta carga de energía que consiguientemente pueden afectar la estructura de los átomos y como resultado tener algún efecto en los seres vivos. En general todos los seres vivos que habitamos el planeta estamos expuestos a niveles bajos de este tipo de radiación procedente de diferentes fuentes (entre ellas el sol), pero en niveles altos de exposición pueden causar quemaduras, enfermedades, tumores y hasta la muerte.
Es el caso de los rayos X utilizados en radiología (en altas dosis), rayos beta, gamma, etc.
Las radiaciones ionizantes son emisiones electromagnéticas de alta carga de energía que consiguientemente pueden afectar la estructura de los átomos y como resultado tener algún efecto en los seres vivos. En general todos los seres vivos que habitamos el planeta estamos expuestos a niveles bajos de este tipo de radiación procedente de diferentes fuentes (entre ellas el sol), pero en niveles altos de exposición pueden causar quemaduras, enfermedades, tumores y hasta la muerte.
Es el caso de los rayos X utilizados en radiología (en altas dosis), rayos beta, gamma, etc.
Las radiaciones no ionizantes, en cambio, son emisiones electromagnéticas de baja carga de energía que consiguientemente no son capaces de afectar la estructura de los átomos. Se trata de aquellas ondas que están en un rango de frecuencia por debajo de la radiación ultravioleta.
Estas radiaciones pueden tener un impacto limitado en los seres vivos, particularmente aquellas emisiones que se encuentran dentro de los rangos correspondientes a la luz visible y la emisión ultravioleta (mayormente afectan la visión).
Estas radiaciones pueden tener un impacto limitado en los seres vivos, particularmente aquellas emisiones que se encuentran dentro de los rangos correspondientes a la luz visible y la emisión ultravioleta (mayormente afectan la visión).
Las ondas utilizadas en redes inalámbricas y telefonía celular corresponden al espectro radioeléctrico y están muy por debajo aún del rango de la luz visible (como se puede verificar en el gráfico de arriba) y en su implementación se utilizan niveles de potencia muy bajos lo que hace que el mayor efecto posible sea, en algunos casos, algo de calor.
Estas radiaciones nos hacen sentir enfermos
Hay una diferencia esencial entre sentirse y estar enfermos.
Como muestran múltiples estudios realizados por diferentes organizaciones en diferentes países no se han podido encontrar evidencias de una relación directa entre el uso de telefonía celular o redes inalámbricas y la aparición de tumores o el cáncer.
Hay una diferencia esencial entre sentirse y estar enfermos.
Como muestran múltiples estudios realizados por diferentes organizaciones en diferentes países no se han podido encontrar evidencias de una relación directa entre el uso de telefonía celular o redes inalámbricas y la aparición de tumores o el cáncer.
Una muestra de estos reportes es esta publicación del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos de Norteamérica en la que se referencia diferentes estudios realizados con diferentes metodologías.
Como dice el Instituto Nacional del Cáncer, el único efecto biológico reconocido firmemente de este tipo de radiación es el calentamiento. La exposición del cuerpo a las potencias utilizadas por la telefonía celular o las redes inalámbricas no llega a producir calentamiento.
Todo esto no quita que algunas personas puedan aducir dolores de cabeza o cansancio, pero en este caso su causa no es de orden físico sino psicosomático.
Todo esto no quita que algunas personas puedan aducir dolores de cabeza o cansancio, pero en este caso su causa no es de orden físico sino psicosomático.
Aún así, las radiaciones de radiofrecuencia pueden producir tumores cerebrales o cáncer.
El informe antes citado indica claramente que el análisis de los datos aportados por los estudios de epidemiología entre el año 1992 y 2006 muestran con claridad que no hay un aumento de la incidencia de cáncer de cerebro u otros cánceres vinculados al sistema nervioso central a pesar del aumento importantísimo que ha registrado en igual período el uso de telefonía celular y las redes inalámbricas. Estos resultados son consistentes en estudios realizados en diferentes países y con períodos de tiempo variables.
Por otro lado, este informe es consistente también con los reportes de la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones dedicadas a estos temas.
El informe antes citado indica claramente que el análisis de los datos aportados por los estudios de epidemiología entre el año 1992 y 2006 muestran con claridad que no hay un aumento de la incidencia de cáncer de cerebro u otros cánceres vinculados al sistema nervioso central a pesar del aumento importantísimo que ha registrado en igual período el uso de telefonía celular y las redes inalámbricas. Estos resultados son consistentes en estudios realizados en diferentes países y con períodos de tiempo variables.
Por otro lado, este informe es consistente también con los reportes de la Organización Mundial de la Salud y otras organizaciones dedicadas a estos temas.
En conclusión: no es posible afirmar que hay relación alguna entre emisiones de radiofrecuencia de redes inalámbricas y la aparición de tumores.
Es cierto que hay algunas pruebas pero no se han hecho las suficientes
Puede que a alguien no le resulten suficientes múltiples estudios específicos realizados desde apenas iniciada la década de los '90 por diferentes organizaciones en distintas regiones.
Pero entonces es necesario apelar al sentido común.
Puede que a alguien no le resulten suficientes múltiples estudios específicos realizados desde apenas iniciada la década de los '90 por diferentes organizaciones en distintas regiones.
Pero entonces es necesario apelar al sentido común.
La humanidad ha estado expuesta a emisiones de radiofrecuencia generadas por el hombre por un período de ya más de cien años (radio AM, FM, onda corta, televisión, antenas de microondas). Estas emisiones se han incrementado en los últimos treinta años fruto de la introducción de la telefonía celular y las redes inalámbricas. Esto parece un período suficiente de tiempo para poder sacar algunas conclusiones.
Si las emisiones de radiofrecuencia tuvieran impacto en la generación de tumores o cáncer, esto debiéramos verlo a nivel poblacional como un incremento en la proporción de personas afectadas por esas dolencias.
Sin embargo no es posible encontrar una correlación de este tipo ya que no se registra un incremento en este tipo de afectaciones, cosa que sí es claramente verificable en el caso de afecciones de la piel relacionadas con la exposición excesiva a la radiación solar o la luz ultravioleta.
Sin embargo no es posible encontrar una correlación de este tipo ya que no se registra un incremento en este tipo de afectaciones, cosa que sí es claramente verificable en el caso de afecciones de la piel relacionadas con la exposición excesiva a la radiación solar o la luz ultravioleta.
Sintetizando
Las redes inalámbricas operan en un rango de frecuencias que está entre los 2 y los 5 GHZ.
Se trata de ondas del espectro radioeléctrico, no ionizante, muy alejadas de aquellas frecuencias claramente dañinas para la salud, incluso aún por debajo del espectro de la luz visible.
No hay mecanismo biológico que explique la posibilidad de que radiaciones no ionizantes generen cualquier tipo de tumor.
Tampoco hay evidencia estadística que permita respaldar una afirmación de este tipo.
El efecto posible de estas frecuencias en el cuerpo humano es algún nivel de calentamiento, lo cual no se registra en los niveles de potencia utilizados en sistemas inalámbricos conocidos como WiFi.
En conclusión: No hay evidencia que permita afirmar que la radiación generada por dispositivos inalámbricos como access points, laptops, tablets o smartphones tenga impacto directo en la salud de las personas.
Se trata de ondas del espectro radioeléctrico, no ionizante, muy alejadas de aquellas frecuencias claramente dañinas para la salud, incluso aún por debajo del espectro de la luz visible.
No hay mecanismo biológico que explique la posibilidad de que radiaciones no ionizantes generen cualquier tipo de tumor.
Tampoco hay evidencia estadística que permita respaldar una afirmación de este tipo.
El efecto posible de estas frecuencias en el cuerpo humano es algún nivel de calentamiento, lo cual no se registra en los niveles de potencia utilizados en sistemas inalámbricos conocidos como WiFi.
En conclusión: No hay evidencia que permita afirmar que la radiación generada por dispositivos inalámbricos como access points, laptops, tablets o smartphones tenga impacto directo en la salud de las personas.
Extraido de: librosnetworking.blogspot.com
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